El príncipe que no quería ser príncipe sirve como una metáfora que personifica un dilema común a los niños y a los adultos. Enfrenta al oyente con el reto de tener que cumplir con sus obligaciones, a la vez que éstas no siempre están en armonía con los deseos, los sueños y las metas personales. El cuento le da peso al valor de soñar y cumplir esos sueños; sin que esto implique el abandono absoluto de los deberes.
Páginas: 64
Editorial de la Universidad de Puerto Rico