5 cosas que aprendí del historiador Fernando Picó
Por: Michael S. Torres | Libros787.com
A pesar de su deterioro de salud, Fernando Picó siguió activamente educando a sus estudiantes y a encarcelados. No hubo un momento en que el educador no estuviera moviéndose, entre los pasillos de la Universidad de Puerto Rico o en el tren. Tenía una idea de quien era ese profesor que arrastraba sus piernas por el pasillo, pero no fue hasta una conversación casual con amistades y familia que entendí quien era el que se sentaba a hablarme de historia de Inglaterra.
De casualidad, en una librería en el Viejo San Juan, encontré dos de sus libros en inglés – haciendo mi lectura más llevadera. Sin pensarlo, los compré, y luego pude conseguir que me los firmara un lunes 26 de junio, el día antes de que falleciera. El miércoles 28 de junio, dándose entrada al salón de clases, llegó su asistente, al que tanto veíamos acompañarlo. Con mucho sombrío, continuó con la clase hasta terminar el semestre. Nos hicimos amigos; hace buena compañía.
Me hubiese gustado sentarme con Picó por más tiempo, aunque sé que lo único que haría sería preguntar, hasta por los codos. Preguntar y preguntar; aprender, más que todo.
Aún no descifro qué exactamente dice el mensaje que me escribió -escritura de doctor, por supuesto- pero sé que fue un mensaje de aprecio, de un maestro a su estudiante.
Aquí cinco cosas que aprendí de Fernando Picó:
1) Los puertorriqueños ayudaron a las tropas americanas durante la invasión a Puerto Rico.
No sé cuan común sea este pequeño hecho, pero por alguna u otra razón es un aspecto de la invasión del 1898 que suele ser olvidada, ya sea por ignorancia o por alguna agenda ideo-política. Aún así, es necesario resaltar que durante la guerra varios grupos trabajadores en pueblos como Guánica, Yauco, Ponce, Fajardo, San Germán y Aibonito, asistieron en las batallas como tropas auxiliares – o rebeldes – y dirigiendo a los americanos a través de los montes y bosques de la isla.
La comunidad puertorriqueña en esos tiempos se encontraba en un intenso debate sobre en qué resultaría la alianza, algunos pensando en la independencia y otros en la anexión. Fue fascinante leer los reportes militares y las anécdotas de boricuas en ambos bandos del debate, un asunto que todavía forma parte de la discusión nacional, aunque ahora se haya extendido a los estados.
Personas que hacen el reclamo de que fuimos invadidos, aunque correctos, tienden a descartar este aspecto tan importante que le añade complejidad a la situación puertorriqueña durante el siglo XIX, y que ayuda bastante a enternder los problemas durante el siglo XX.
Tal vez si más boricuas supieran este dato, nos ayudaría un poco con nuestros problemas del siglo XXI.
2) La sangre puertorriqueña lleva genes de toda Europa, y hasta más lejos.
Muchas veces se quiere diferenciar a los puertorriqueños de otras comunidades latinoamericanas, y hasta apartarnos de la cultura estadounidense. Pero el aspecto más importante de Puerto Rico y su gente es que somos como un caldero bien sazonado; con muchas culturas influenciando nuestras costumbres, es difícil determinar qué nos define, qué es un puertorriqueño.
La cultura está formada por costumbres, gastronomía, cuentos, lenguaje y rituales. Tenemos de culturas caribeñas, por supuesto, pero también africanas y árabes, españolas e inglesas. Incluso, en algún momento, llegaron vikingos a nuestras playas, y durante los años 80 y 90 pasaron alemanes, italianos y suecos. Ahora, hay varias comunidades asiáticas, más suramericanas. Cada persona que vino a vivir en nuestra isla se mezcló en el caldero para enriquecernos. Y esto es un hecho que Picó estuvo, toda su vida, enalteciendo con mucho orgullo.
3) Los indios taínos luchaban con indígenas de las otras islas del caribe.
Tal vez sea por la romantización y fetichismo que le tienen en las universidades, pero se nos olvida que los indígenas de nuestras islas, así como los de muchas otras partes del mundo, tuvieron que desarrollar tecnología, cultura de guerra y honor para poder defenderse de tribus que pusieran en riesgo la suya propia. Los taínos no fueron diferentes. Luchaban contra indígenas de las islas pequeñas al este de Puerto Rico, mientras intercambiaban y negociaban con otras tirbus dentro de la Puerto Rico.
Los números reportados por personas como Bartolomé de las Casas llegaban a 50 mil indígenas en toda la isla, mayormente concentrados en el hemisferio este. Además, eran de las tribus más avanzadas tecnológicamente en el Caribe.
4) La causa de la guerra Hispano-Americana fue un accidente.
Cabe destacar que Estados Unidos tenía planes de expandirse, así que fue oportuno que puertorriqueños y cubanos se hayan manifestado a favor de alguna intervención. A pesar de varias sanciones económicas contra España, fue aún más oportuno el accidente ocurrido en el puerto de Havana, donde el U.S.S Maine explotó y se hundió, llevandosé tres cuartas partes de la tripulación.
Aunque nunca se encontró suficiente evidencia para achacarle la culpa a España, varios políticos y la prensa amarillista alentaron a los americanos a apoyar la invasión. Gracias al movimiento ‘Cuba Libre’, al cual se le unieron grupos de negros que querían avanzar la igualdad racial, William McKinley y el Congreso firmaron la Enmienda Teller donde se la garatizaría toda ayuda militar en una guerra contra España para liberar a Cuba, al mismo tiempo prometiendo que la isla no sería anexada.
5) Todos pueden aprender.
No es un secreto que Picó utilizaba mucho de su tiempo ayudando a su comunidad, a través de la religión – siendo un cura jesuíta – y a través de la educación. Más aparente lo fue cuando daba clases a los encarcelados, de los cuales muchos terminaron libres y graduados.
Durante los tiempos de huelga nunca exhortó a ninguno de sus estudiantes a tomar un bando, solo que lucharan por lo que creían, que escucharan a las personas hablar, pero lo más importante, que se cuidaran. Así como muchas otras frases o consejos como: No importa quien sea o de donde, si quiere aprender, puede; Escucha lo que tienen que decirte, tal vez aprendas algo que no sabía, o tal vez estes mal sobre algo que piensas; Y si van a luchar por lo que creen, cuídense.
No tengo la intención de ser un educador. Pero si en algun momento la vida me trae esa sorpresa, tendré estas enseñanzas marcadas en la mente y en el corazón.
Gracias, Picó.
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