El día que me faltes

Ensayo por Hevan Vélez | Instagram

Sé que es inevitable, sé que es seguro, sé que forma parte de la vida, pero me entra un cosquilleo y una sensación terrible el pensar que no eres para siempre. Parecería que fue ayer cuando me reprendías por desordenarte el periódico o por hacer un desastre en la casa con mis juguetes. Ya los tiempos han cambiado, yo crecí, tu cabello está más gris, tu intensidad ha bajado y la realidad es que paso menos tiempo contigo, pero es que esta vida a veces no me lo permite. Quisiera echar hacia atrás el reloj, aunque fuera por un día y volver a disfrutar el caminar tomado de tu mano por el pueblo o que llegara de la escuela y me cocinaras uno de esos deliciosos platos que ni el chef más condecorado puede superar. Ya nada es igual y me cuesta aceptarlo, pero todavía te tengo aquí y eso es lo que importa.

Tú que me viste dar mis primeros pasos y estuviste en cada momento importante, me enseñaste todo sobre la vida y hasta hoy día, me echas la bendición en el camino y me enciendes una vela para que nunca ande desprotegido. Me lo diste todo cuando no tenía nada y nunca pediste nada a cambio, sólo que fuera una persona de bien. Tú mereces lo mejor, vivir en tranquilidad y plenamente, ahora me toca a mí velar por ti. Lo cierto es que a medida que pasan los años se ha vuelto inevitable que llegue esa aterradora pregunta a mi mente, ¿y el día que me faltes?, confieso que, en ocasiones, cuando me despido de ti y cierro el portón de tu casa, mis ojos se humedecen pensando en una posible respuesta a esa pregunta. Nunca sé si te estoy viendo por última vez, pues la vida es así de injusta y cruel en algunos momentos.

Me reprocho el pensar tanto en lo negativo cuando cada día debería estar agradecido de que aún te tengo, pero es que mientras más amas algo, más miedo tienes de perderlo. No es tan sólo tu partida física lo que me inquieta, si no, el pensar que algún día olvide como sonaba tu voz o se extravíe en mi mente el recuerdo de tu dulce mirada o la sensación de tus suaves y arrugadas manos que tantas veces me dieron tranquilidad. Tenerte aquí es un regalo, pues no todos cuentan con esa fortuna, por eso me corresponde crear más memorias contigo; disfrutarlas, vivirlas y documentarlas. Todo para que cuando me pregunten qué haré el día que me faltes, yo responda: nunca me faltará, pues siempre andará conmigo en mi memoria y en mi corazón.

Artículo anterior “Generación de cristal”: La respuesta virulenta al retiro forzoso de un zorrillo tóxico
Artículo siguiente La fila o una radiografía de la resistencia

Comentarios

Diana - septiembre 18, 2022
Hermoso escrito, nada más real que saber que nunca estamos preparados para ese momento.

Deja tu comentario

Todo comentario deberá ser aprobado antes de ser publicado.

* Campos requeridos