El Grito de aciertos y desaciertos
Por: Kristine Drowne | Libros787.com
Un día como hoy, hace más de un siglo; un grupo de puertorriqueños, tomaron el pueblo de Lares. Los principales propósitos eran: la liberación política, la independencia económica y la abolición de la esclavitud. Luego de varios meses de planificación con grupos de apoyo en Nueva York; cubanos, dominicanos y puertorriqueños unieron todos esos esfuerzos para darle un golpe a la corona española pautado para la fecha de 29 de septiembre del 1868.
Los protagonistas tenían sus papeles, y la historia les pasó factura como tal. Betances no llegó, la corona prohibió su salida de la República Dominicana junto al barco El Telégrafo con las necesitadas armas, municiones y personal. A Ruiz Belvis lo asesinaron en un hotel en Chile, donde se encontraba buscando apoyo para la causa revolucionaria. Lola Rodríguez de Tió escribió el himno que solo fue cantado el 23 y engavetado para la posteridad. La bandera bordada por Mariana Bracetti, tuvo poco uso, aunque luego de muchos años, se utilizó como la oficial y explíquenme ustedes el despilfarro de los azules, que son y no son. Manolo el Leñero (Manuel Rosado) fue de los primeros que cayó en combate, mientras en sus manos ondeaba la bandera de Lares. Muchos pensarán que todo el evento fue un suicidio.
¿Pero qué realmente pasó?
Como siempre, hubo infiltrados, seguidores de la corona que se prestaron y se hicieron pasar como miembros de la revolución con el único objetivo de suplirle información a los amos. Se dieron cuenta, cuando se llevó a cabo un número cuantioso de arrestos a días de la revuelta, a los que formaban parte del ejercito libertador o personas que apoyaban la lucha. El grito planificado se transformó al grito desesperado y con urgencia estalló seis días antes, para contar con el elemento sorpresa. Luego de la victoria en Lares, partieron hacia San Sebastián, sin saber que ahí los estaban esperando. Se enfrentaron a un pueblo desierto, donde nadie salía de las casas y la guardia vigilaba el terreno. La llama revolucionaria, la extinguieron al sonar de las balas. En San Sebastián no salió nadie de sus casas, no hubo apoyo, solo un silencio; que algunos atribuyen al miedo que le tenían a los revolucionarios, otros al miedo a la corona. Lo que sí es cierto es que, hasta el día de hoy, tanto Lares como en San Sebastián se ven las consecuencias de aquel día; municipios que históricamente han apoyado al partido anexionista. En el suelo subyace la sangre y el 23 de septiembre aun late.
No todo fue en vano, la corona estaba temerosa, concedió reformas. En el 1870 se nos concede la potestad de formar nuestros propios partidos políticos, en el 1873 se abole la esclavitud. En el 1897 nos conceden la carta autonómica. Hubo una liberación política y económica a medias. La abolición fue un gran logro, aunque luego se tuviera que combatir el racismo rampante que dejó. No obstante, ¿fueron verdaderos los triunfos? En el 1898 con la guerra hispanoamericana pasamos de un mando colonial a otro colonial e imperial en todo su apogeo. ¿Derechos adquiridos? Ningunos, nos regimos por un gobierno militar que duró hasta que Colón, o mejor dicho, el yanki bajó el deo’. Los avances se retrasaron y volvimos a empezar.
Cada 23 de septiembre hay una peregrinación triunfante y nostálgica al pueblo de Lares. Se triunfa porque se veneran a los héroes, no fueron muertes en vano. Se respeta el acto, se reivindican las luchas, no tan dispares de ese día en el 1868. Aún se lucha por la liberación política colonial, tanto los independentistas como los estadistas; también por autonomía económica sin importar si eres de izquierda o republicano. Pero el 23 de septiembre, se reflexiona, se llora y añora. Por Filiberto Ojeda, por Albizu Campos; por la carcelaciones y excarcelaciones de Oscar López, Lolita Lebrón, Blanca Canales y Rafael Cancel. Se rebusca la memoria colectiva, se desempolva la historia … cada 23 de septiembre.
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