La frustración poética como refugio en los tiempos convulsos actuales

Escrito por Nayely Rodríguez

"Resiliencia". Aquella palabra que desde hace algunos años ha estado vigente en la cotidianidad de los puertorriqueños hasta convertirse en un lema de perseverancia ante las inminentes adversidades que hemos enfrentado recientemente. Aunque esto pudiera resultar inspirador y patriótico como un intento de "no doblegarnos" o "agachar la cabeza" en momentos difíciles, la realidad es que este popular lema de "Puerto Rico se levanta" ha llegado a ser en días recientes tras el paso del Huracán Fiona un cliché patriótico y trillado que ha calado hasta el hartazgo de muchos que simplemente están cansados de la ineptitud de un gobierno ineficaz e insensible. La frustración es más que evidente al toparnos con la cruda realidad de encender nuestros televisores a fuerza de generadores eléctricos y ver la rampante necesidad de gente que lo ha perdido todo. Inclusive, ver y escuchar las expresiones de un gobernante al que nada le importa es simplemente como un escupitajo en nuestras caras.

Para canalizar la palpable decepción de vivir en una isla tropical gobernada por payasos y pesudo moralistas recurrí a uno de mis pasatiempos favoritos: la poesía. Quizá en nada aporte a restablecer un sistema mediocre de energía eléctrica, reconstruir hogares destruidos o tan siquiera a proveer suministros y artículos de primera necesidad a aquellos más necesitados. Sin embargo, ha sido el escape emocional necesario en el cual desahogo las penas más recónditas de mi alma y todo aquello que no diría en una conversación normal. Como parte de un débil esfuerzo por conservar la poca salud mental que conservo tras experimentar un sinfín de sucesos en mi vida personal, entre ellos el reciente huracán, procuro dejar fluir mi mente a través de las letras y su vaivén complejo de metáforas que embellecen ese dolor en completa libertad. No todo lo acapara el amor y el romance; así como a veces la rabia, tristeza, confusión y desesperación se apoderan de nuestros sentidos, dichas emociones pueden transformarse hermosamente en un coctel de versos que describen aquellas tormentas interiores que nos arrasan desde lo más profundo y que incluso terminan por deteriorar nuestra salud mental.

Recuerdo que a días del paso del huracán me encontraba en la sala de estar de mi casa tenuemente alumbrada por la única luz de las velas mientras sentada en el sillón solo pensaba en como describir en un par de versos aquella tormenta que había devastado una isla tan pequeña. En mi mente comencé a divagar en las posibilidades que podía utilizar para escribir una pieza significativa y sobre todo expresiva a su manera. Después de exprimir mi imaginación hasta el cansancio finalmente aquellas palabras e imágenes en mente terminaron transformándose en una descripción hermosamente desgarradora y angustiosa. De esa forma, logré desangrar el sentimiento en las notas de mi teléfono a pesar de que la inspiración no fue tan fluida en un principio, pues realmente tardé casi un día en escribir el poema completo pero fue al fin y al cabo una liberación catártica y terapéutica con cada palabra escrita desde la más pura honestidad. Pero lo que verdaderamente me había impulsado a escribir poemas en medio de una adversidad colectiva no había sido el simple amor al arte, sino la frustración.

Un día, en la claridez de un espejo flamante
yo vi la desnudez de los mares,
la sinfonía de los vientos,
derramando su furia en las villas
con sabor a angustia

Yo vi los montes desprender
sus vestidos esmeralda,
hundiéndose de ardor y dolor
tras pavorosos vendavales de muerte,
Grita su pecho en duelo

Veo un valle de silencio,
un soplo de lamento y socorro
Revolotea a borbotones el sollozo
labrando un camino de lágrimas
a encrucijadas estridentes de guerra

Estamos cansados, es un hecho. Vivir a oscuras sin agua ni alimentos aptos para el consumo en nuestros refrigeradores se ha convertido en las ultimas semanas en un calvario que ha sido a punta de protestas y gritos desesperados por ayuda, un punto de unión entre todos los puertorriqueños en un esfuerzo por ayudarnos los unos a los otros. Hemos hecho casi todo lo que un gobierno debió hacer como parte de su deber por velar por la seguridad de todo un pueblo, pero en Puerto Rico eso es casi un chiste de mal gusto. Bajo el lema de "solo el pueblo salva al pueblo", los boricuas nos la hemos ingeniado para movilizar la ayuda necesaria por aquellos en situación especialmente precaria. Incluso, influencers como Miss Gala han sido una mano amiga en este doloroso trayecto en la que no solo ha aportado en la recolección de artículos de primera necesidad, sino que también ha hecho el llamado a unirse al esfuerzo. Podría decir incluso que se siente casi como una poesía simbólica emanada de la solidaridad y el amor de un pueblo unido más allá de las diferencias ideológicas y partidistas.

A pesar de la tormenta siempre hay un rayo de esperanza, pero mientras tanto aún batallamos contra una mafia que dice ser una empresa que continuamente miente y manipula estadísticas a costa de la necesidad de los hospitales, pequeños comercios y personas con condiciones crónicas. La frustración crece y es cada vez mas palpable ante la indiferencia de aquellos que están supuestos a procurar por nuestro bienestar, lo que da como resultado un pueblo cansado de ser "resiliente" como bien expresó la periodista Bianca Graulau en sus redes sociales. Muchas personas ya no queremos ser resilientes, queremos un gobierno honesto, un sistema eléctrico funcional, un sistema de salud efectivo y accesible, queremos simplemente poder vivir sin la necesidad de ser títeres constantemente activados en modo supervivencia. Y aunque para mucha gente sea difícil entenderlo, la única manera de frenar este abuso es dejar de romantizar la resiliencia y levantarse en lucha por lo que es justo: exigir respeto. Mientras la frustración permee en el diario vivir seguiré acudiendo a mi frustración poética, como muchos grandes poetas de la historia lo hicieron en su tiempo. Mucha gente no se anima a escribir poesía quizá por falta de interés, de inspiración o por considerarla aburrida o compleja de entender. Pero la realidad es que la poesía tal y como la conocemos es mucho más que solo rimas y versos con palabras rimbombantes que en nuestra vida hemos oído, es una ventana de libertad para la mente y el alma. Animo a todo aquel que necesite expresarse a intentar liberar el sentimiento y transformarlo en algo hermoso.

Va despejando el cielo
y el grito cansado se esparce
por las calles vierte un alboroto
de hambre y justicia voraz

Ni el pan sobra en mesa,
ni las esperanzas podridas
entre tinieblas y velas
que mana rabia en sudor
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