25 libros en español que te harán creer en el amor

Ariana Vega | Libros787.com

Todos los años al finalizar el mes de enero, nos bombardean con anuncios e ideas sobre cómo debemos celebrar el amor. En ocasiones, muchas de estas sugerencias no van a gusto con nuestros estilos de vida; quizás algunos de nosotros buscamos celebrarlo acompañado de los placeres simples que pueden traernos un buen libro, una taza de café y un día lluvioso. Sabemos que compartir el gozo de la lectura siempre es una buena idea. Investigando un poco sobre qué podemos decir acerca de algo tan genérico y a su vez, indispensable, como lo es el amor, entendí que no todos tenemos las palabras para hacerlo. Por eso, a través de la historia de la humanidad, hemos cogido prestadas las palabras de otros: para sanarnos, pasear entre amores imposibles, escalar montañas invisibles, perdernos en las páginas, confesar nuestras devociones, plasmar nuestras lágrimas en todos esos rincones que nos han hecho llorar, y volver a encontrarnos al final de cada libro. La literatura nos mueve y por eso estamos aquí.

En esta expedición por el internet descubrí que según la BBC de Londres, existen 14 tipos de amor, y éstos llevan nombres griegos, porque además de que fue esta antigua civilización quien primero los categorizó, de allá hemos rescatado estos términos para poder expresar en plenitud lo que no logramos apalabrar aún en pleno siglo 21. Pensé, ¿por qué no encontrar libros que simbolicen cada tipo de amor? Después me percaté de que sería una lista increíblemente larga, así que nos hemos decidido por algunos que resumen cómo vemos el amor y cómo nos acercamos a este sentimiento desde diferentes contextos.

Los distintos tipos de amor griegos representados en la literatura:

El Amor de Amigos, o [Philia], es el amor que expresamos a través de los lazos de amistad que vamos creando durante el transcurso de nuestras vidas. Nos permite confiar en los demás, y desplegarnos de una manera íntima, sin rayar en lo romántico. Yo lo visualizo como reconocerse en los demás, encontrar pequeñeces que te conectan con otros, y crecer junto a estas personas.

“Cartas de mis amigos” recopila múltiples cartas escritas por niños para niños, con la esperanza de crear en cada chiquitín una pasión por el arte de escribir y por la magia de los libros.
“Nenísimas” por Tere Dávila, que cuenta la aventura de amigas entre San Juan y Nueva York.
Y claro, si hablamos de amistad no puede faltar “El Principito” por Antoine de Saint Exupéry, el clásico que nos enseña y nos recuerda la importancia del amor genuino, de las amistades indispensables y de las inolvidables experiencias que nos obsequia la vida.
“Las cosas que perdimos en el fuego” por Mariana Enríquez. La escritora narra historias navegando una Argentina plagada de violencia de género, de la cual nace una hermandad, un acuerdo entre amigas cuyos días se mezclan entre los terrores cotidianos ante la incertidumbre de ser mujer. Nos obliga a mirar el esquema completo, sin permitirnos parpadear las imágenes difíciles que provocan en nuestra psique.

El Amor Familiar[Storgē] son las conexiones que creamos, usualmente desde que nacemos, con nuestra familia, o las que forjamos a través de los años con aquellas personas que nos han visto crecer y viceversa.

“Amor” por Matt de la Peña y Loren Long
“De cómo nació el amor” por Mrinali Alvarez Astacio
“¡Te quiero, mamá!” combinado con “¡Te quiero, chiquitín!” ambos por Claire Freedmann,  ilustran el amor entre madre e hijo.

Amor por el Hogar[Chōros] es la conexión inexplicable que sentimos por aquel lugar que consideramos nuestro hogar y cómo esto puede ir cambiando al pasar los años, tanto el lugar como el sentimiento. Sin profundizar muchísimo en la semántica, el hogar puede cargar en su espalda una pluralidad de significados, entre ellos, el Amor por la Patria: de dónde venimos, a dónde vamos, y cómo es que no importa dónde estemos, cargamos el nombre de esta isla siempre en alto.

“Hogar” por Carson Ellis

El Amor por el Arte, comúnmente conocido [Érōs], un amor hacia la estética, a lo que puede inspirar admiración y anhelo, a mi entender debe incluir la gran variedad de expresiones artísticas que a su vez, inspiran a los demás. Podemos, incluso, albergar todo bajo el simple término: cultura.

“Los viejos cines de Puerto Rico” por José A. Hernández Mayoral
“Pintura puertorriqueña” por el Instituto de Cultura Puertorriqueña

El Amor Experiencial[Meraki], es el amor que sentimos a medida que vamos adquiriendo experiencias; éstas pueden estar relacionadas a viajar, cocinar, inclusive, jugar.

“Come, reza, ama” por Elizabeth Gilbert (Sí, es la peli de Eat, Pray, Love que protagoniza la excelente Julia Roberts)
“Grandes exploradores” por María Aldave

El Amor por un Ser Supremo, se le conoce como amor reverencial [sébomai] y para mí, puede confundirse con el amor compasivo [agápē], siendo una representación concreta de actuar mediante la compasión, pilar fundamental del amor reverencial.

“Dios es Joven” por Papa Francisco

El Amor Romántico, que en griego se divide–aquí los juntamos todos–entre el pasional [epithymia], travieso [paixnidi], el amor a primera vista [anánkē], el amor pasajero [koinōnía], el amor racional [prâgma], y el amor posesivo [mania]. Apuesto a que si llegaste hasta aquí, has leído al menos una novela o historia de amor. Prometo mantenerlo breve: la pasión, el juego, lo imposible, lo que inevitablemente acaba, lo que perdura y lo que con el tiempo aprendemos a reconocer son maneras en las que se manifiesta el amor entre pareja, y aunque no hay una más importante que la otra, lo cierto es que son lo suficientemente fuertes para transformarnos.

Algunos de estos amores los puedes encontrar en las páginas de las siguientes obras:

“Romeo y Julieta” por William Shakespeare
“Como polvo en el viento” por Leonardo Padura

El Desamor, que no forma parte de los amores griegos. Contrario al amor propio cuyo proceso, aunque incómodo, resulta fructífero, en ocasiones el desamor nos conduce hacia un abismo del cual nos resulta increíblemente difícil escapar. La carencia de amor no es amor, y lo sabemos, pero, ¿qué hacer cuando se es incapaz de sentir? Ese estado de entumecimiento trabaja la memoria y plantea lo que debemos a todas costas negar: que el amor no existe. La inevitabilidad de la nostalgia que arropa nuestros sentimientos permea el sentido de ser, de existir, de vivir en el presente. El duelo re-dirige nuestro camino, y aunque esto es parte de la experiencia de sufrir una pérdida, renacer de este sentimiento es más fácil con ayuda. Por eso, decidí incluir libros que trabajen este sentimiento. Más allá del amor propio, la voluntad de querer vivir se debilita ante el desamor. Algunos libros que pueden ayudar con este estado de ánimo:

“Anoche cuando dormía” por Antonio Machado

Amor Propio, [Philautia]:

Durante los pasados años hemos sido partícipes –yo sí, completamente– del mercado quasi-emergente que es el “self-love journey” o la búsqueda por el amor propio, que realmente no es nada más ni nada menos que llegar a un nivel de aceptación sobre quiénes somos. Al final del día, enfrentarnos de esta manera requiere de mucha valentía y responsabilidad, particularmente cuando se trata de reconocer los hábitos que no nos hacen bien, o las prácticas que no nos llevan hacia dónde queremos. El amarse a uno mismo es un acto desafiante, y de cierta manera, nos permite poder amar a los demás.  Existe mucha propaganda diseñada que afecta nuestro bolsillo–les prometo que esta no es una de ellas–dedicada a encontrar defectos en nosotros para poder ofrecernos un producto que mágicamente nos hará querernos tal y como somos. Esto no es una de esas propagandas porque yo no prometo nada, pero sí puedo darle sugerencias sobre libros que se acercan a esta búsqueda de diferentes perspectivas y desde diferentes lugares–ya sean metafóricos o físicos. Esto aplica tanto a hombres y mujeres, como a cualquier persona que desafíe el binario de género.

“Titantos” por Uka Green
“Yo misma fui mi ruta” edición por María M. Solá
“El príncipe que no quería ser príncipe” por Ángeles Molina Iturrondo

Todo esto para reafirmar que entre tanto amor, de tantos lugares, con tantos nombres, y tantas formas, es indispensable que renazcamos en este sentimiento una y otra vez. El arte de las palabras nos permite acercarnos al amor de los demás de una manera muy íntima. Nos permite dedicar todo lo que tenemos la dicha de leer: novelas, cuentos, poemas, versos, versículos, oraciones, hasta las mismas palabras. Permitirnos recordar las múltiples manifestaciones del amor nos ayuda a crear lazos con los demás; los libros simplemente agilizan el proceso.

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