La machonina que vive en mí
Escrito por Lorna Robles | Instagram
Hace un poquitito de tiempo nada más, por allá en el 2004, escribí (para un taller de escritura) el ensayo "LaS MaChoniNas; nUeVa GeNeRaCión de MuJeRes". En aquel entonces, si no trabajabas para una revista o periódico, era muy difícil conseguir publicación. Imagino lo diferente que hubiera sido para aquella versión de Misma, llena de ímpetu, haberlo lanzado por sus redes sociales.
Pero es hoy, 20 años después, que decido hacerlo porque quiero compartir como su esencia permanece en mí, pero transformada.
Tengo ya 45 años; 2 hijas (14 y 6 años), un compañero de vida de hace 14 años, soy tití de una 2 futuras mujeres (7 y 2 años) y SIGO siendo hermana, hija, amiga y profesional, como cuando hice ese escrito original. Me diferencia la sumatoria de unos cuantos sombreros, responsabilidades y libritas de más. Pero “deep inside”, sigue viviendo en mí esa “Machonina” que me inquieta a cada momento y se hace presente en cuanto tiene la oportunidad. INTENTAR apagar el fuego de ser libre e independiente cuando tu alrededor depende de ti, se convierte la mayor parte de las veces en misión imposible. ESE ardor no miente. Se calma, pero no se apaga.
Amamos nuestra familia, ¡claro que sí! Pero del mismo modo, deseamos Emprender. Deseamos movernos, liberarnos, hacer (¡y no hacer también!) … Añoramos ESE espacio a SOLAS hasta en el baño (ya sea para #1, #2 o bañarnos a solas), No cocinar, No lavar (ni doblar/guardar; ¡lo detesto!), etc. Es un grito interno que nos recuerda que EXISTIMOS MAS ALLÁ DE SER LA CENICIENTA DEL HOGAR y deseamos reclamar nuestro espacio.
Retomamos los tiempos de independencia y en ocasiones se añoran. NO estoy diciendo que detestamos el AHORA, sino que en nuestra naturaleza sigue viva la semilla que nos sembraron cuando pequeñas y nos transformó en “MaChoNinas”.
Para entender esta metamorfosis hay que validar primero a nuestras abuelas; quienes, en su mayoría, la rutina era hacer las tareas del hogar (incluyendo tener la cena lista para cuando llegara el marido), y criar a sus hijos. Muchas quizás llegaron del campo y adaptándose a la vida urbana se dieron cuenta que anhelaban más. Así se contaminaron como Eva y, al percatarse de lo difícil que se les haría a ellas “vivir esa vida”, inculcaron esa pequeña semilla en la mente de sus hijas, logrando el fruto de una manzana lista para madurar y prepararse académicamente. Y muchas de ellas obtuvieron profesiones “aceptables” para la sociedad, pero sus prioridades seguían siendo casarse y tener hijos.
¡¿Qué creen?! Se casaron y nos tuvieron. Pero ahora sus rutinas no eran solamente las tareas del hogar y la crianza, sino que también trabajaban fuera de la casa y aportaban económicamente al núcleo familiar. Se convirtieron en seres más independientes y pensantes, con sentido de libertad. Y entonces, entre la rutina, el trabajo, los hijos, la vida marital, etc… comenzaron las diferencias y opiniones de pareja, provocando en muchos casos, el tan afamado divorcio de aquella época.
A esto le sumamos los cambios socio-económicos y tecnológicos que atravesó el “Mundo, mundial” (como dicen en España) y el resultado es simple; el nacimiento de hombres y mujeres bajo una nueva era, un nuevo avance, criados bajo la televisión, Walt Disney, el Chavo del Ocho, la moda, películas, publicidad, etc. Nacieron niñas con aspiraciones, con cuestionamientos, con sueños; y nuestras heroínas (nuestras madres), sin darse cuenta, nos sembraron esa semilla de progresar, de estudiar, de echar pá’lante solas para que pudiéramos ser independientes económicamente y decidir nuestro matiz.
¿Y saben que nos pasó? Que de tanto (inconscientemente) querer igualarnos, hoy somos nosotras, las mujeres, quienes prevalecemos y ¡nos estamos quedando con TODO! Irónicamente, aún en estos tiempos no se nos valora como debería, pero nosotras somos las realmente poderosas, las del sexo fuerte, las que luchamos incansablemente por nuestros hijos, por nuestra familia y por nuestros sueños (cuando nos lo proponemos). ¡¿Y entonces?!
Nos hicimos de la idea de que somos Invencibles… que realmente somos Wonder Woman. Y cuando nos vemos entre la espada y la pared, ¡lloramos! Peleamos, nos cuestionamos y hasta a veces nos saboteamos. Seguimos siendo Femeninas, pero figurando ser Machista. Nos convertimos en MaChoNinas. Somos y seremos siempre mucho más fuertes de lo que la sociedad espere o piense. Somos de todo un poco, pero llevamos ESA esencia intacta de lograr hacer una metamorfosis constante y cada día, convertirnos en nuestra mejor versión cuando nos vemos al espejo. Y es que aún en ESOS días turbios, tenemos la capacidad de reconocernos; y en otros, actuamos a lo Machista y que otros hagan por nosotras, pero claro, siempre manteniendo la simpleza de ser Femenina en nuestra cotidianidad.
HOY, somos nosotras las que hemos agarrado al Mundo, somos nosotras las “multitasking”, las que además de trabajar para el sustento del hogar y hacer loncheras, comidas, mantener el hogar, saber lo que pasa en el colegio (sin estar aunque 24/7), somos las que estamos ahí para cualquier invento, escuchamos a nuestros seres amados y seguimos diciendo presente, AUNQUE a veces los días, el alma y nuestro cuerpo no lo estén. ESE poder heredado, lo llevamos más fuerte que nuestras madres.
Somos las Jefas de nuestra familia. Quizás te tocó ser madre soltera, quizás eres quien lleva el mayor sustento a tu hogar, quizás has permanecido como “housewife” o quizás eres felizmente soltera. ¡NO IMPORTA! No importa cuál rol como Jefa estás asumiendo, lo que debes tener es la certeza de que gracias a ti, es que se mantiene TU VIDA y TU HOGAR. Que eres la columna vertebral de TU espacio y que cada vertebra que tienes, se ha formado por tu caminar en esta vida. Que eres mucho más que los puestos, los diplomas, los “tags” que nos colocan nuestra familia, amistades, hij@s o nuestras parejas. Que no eres lo que haces para llevar el sustento a tu hogar, sino que eres simplemente TÚ, con tus virtudes y tus defectos. Con tu cansancio y fatiga física, mental y emocional. Con tu sonrisa, tu belleza, tu ternura, sensualidad, sensibilidad y con tus agallas bien filosas “ready” para defender a los suyos aún cuando no estés en tus mejores días.
Porque trabajamos como Macho, pero nuestra energía es Femenina. Porque somos poderosas y juntas somos mucho más fuertes. Y porque hemos ya reconocido, que ellos, tan perfectos y tan azules, tan valientes, guapos, amorosos y comprensivos, esos que cuando niñas pensábamos venían al rescate, solo existen en la ficción de Walt Disney y nuestra realidad está mucho más cerca al Profesor Jirafales, ¡Popeye o Shrek!
Porque nos tocó soñar y despertar de esa ficción impuesta y HOY sabemos que no necesitamos el rescate, pero reconocemos que sí el apoyo.
¡Seguimos! Chin-Chin
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