Puerto Rico, con el privilegio o la desgracia de ser un eslabón particular del Imperio moderno a través de, más que un vínculo, una osmosis revertida con Estados Unidos, se inscribe ahora en la transición al Imperio-mundo de geometría variable y fractal. El no haber asimilado del todo los atributos de la modernidad y sí en cambio su modernización, es lo que excita a observadores cosmopolitas, como el novelista Mario Vargas Llosa, a detenerse en la cultura y en la política del paisaje de esta isla color verde arrugado. El caso de excepción que es Puerto Rico le sirve para contrarrestar la pesadez de Occidente en lo que se refiere, de un lado, a las soberanías de la nación-Estado, y del otro, a las obcecadas defensas de las culturas nacionales frente a la hibridez que permite la globalización. Este libro no es un "estudio de caso" más. Tampoco pretende ser el particular que, ante el debilitamiento de los universales de la modernidad, le imprime un valor de ejemplaridad, de modelo a seguir. En cambio, si le prestamos oído a la preocupación de Walter Benjamin respecto al vínculo existente entre la violencia, la ley y la excepción, la excepción puertorriqueña constituiría uno de sus límites, uno de los cabos de las lógicas extremas donde se nos ofrece la oportunidad de entender la terrorífica espectacularización integrada en que operan los colores locales de la globalización.
Publicaciones Puertorriqueñas