Con una pluma confiada y refrescante, Soler ha creado un híbrido exitoso de novela policial-"noir". Desde el arranque, la intimidad del narrador crea suspenso, ayudado por su admisión de ineptitud como detective amateur. El humor negro también fluye en todo momento. Todos los personajes son altamente imperfectos, cómplices en un mundillo incestuoso donde la trampa fina es un arte. La trama fluye a través de los documentos que se descubren tras la muerte del tío, recopiladas por el investigador novato. Esta arqueología personal amplifica el misterio de los hechos en múltiples niveles. En el proceso, el lector recibe una imagen refractada del mundo donde viven. Soler logra un análisis clarísimo del Puerto Rico contemporáneo sin recurrir a letanías folkloricas trilladas. La sociedad puertorriquña no es protagonista en La sombra de papel, en vez, es un biombo semi-transparente que cubre la maldad institucionalizada. Es una decisión acertada que demuestra madurez de edición cultural.
El libro recibió premio del Instituto de Cultura. El tono que logra Javier Soler en esta novela presagia una cantera optimista de escritores de su generación.