La voz poética se instala en el presente de un lugar del afecto, para extraer de allí el zumo del agave azul. La razón botánica se esparce por territorio medica sorbiendo el agua de su fascinación y así destrenza la tristeza del henequén, reconoce la sed, se embriaga con mezcal y peyote, inventa un mito y entinta el manuscrito. Irizelma Robles invoca a Orozco, Roche, Rulfo, Artaud y Gorostiza, y "canta desde el centro de su voz sin olas". La embriaguez de las tinturas y extractos indica el recorrido que cifra este hermoso libro, un ánfora a escanciar.
- Áurea María Sotomayor
Año: 2014 | Páginas: 92
Folium