A diferencia de la mayoría de las jóvenes de la burguesía criolla que eran hijas de españoles, la sanjuanera Emilia Santiesteban siempre se enorgulleció de ser puertorriqueña. Sus contemporáneos la apodaron La Infanta de Puerto Rico por su parecido asombroso a Eulalia de Borbón, la hija menor de la reina Isabel II y junto a su familia vivió los momentos históricos más impactantes registrados a partir de la segunda mitad del Siglo XIX. Al serles entregada la ciudad a las tropas invasoras, hizo una promesa que dejó a todos boquiabiertos y que cumplió por espacio de cinco décadas pese a los cambios que transformaron su patria durante la primera mitad del Siglo XX.
Año: 2017 | Páginas: 515
Mariana Editores