Gabo y Mercedes: íntimo relato de una pérdida sin par


Reseña por Milagros Marrero | Instagram

Ya que "el que lo hereda no lo hurta", una de mis mejores lecturas recientes ha sido este hermoso libro escrito por el hijo de Gabriel García Márquez, Rodrigo García, en el que éste hace un recuento sobre los últimos días de vida del querido Gabo. Nunca pensé que conocería detalles de esos días tan tristes e íntimos, pero le agradezco a Rodrigo García el haber expuesto, tan honestamente, una parte tan difícil de su vida familiar, y que haya contado con tanta elegancia sobre esos últimos momentos con su padre.

Este es un libro difícil de leer, porque no es fácil conocer cómo fue desapareciendo poco a poco el genio creador de tantas historias entrañables, e imagino que fue un libro difícil de escribir por el peso enorme de expresar en papel el dolor de perder a un padre que ha sido una figura tan influyente para tantos lectores del mundo entero.

Perder al Gabo dolió mucho; conocer detalles de sus últimos días de vida duele un poco más, pero le agradezco a Rodrigo García por compartir el dolor de esta pérdida de la cuál, después de leer estas páginas, me siento parte también. Gracias por acercarme más al Gabo que tanta sabiduría dejó en sus obras, y hacerme sentir como si hubiera perdido también un padre o un abuelo que ya no contará historias jamás. Gracias por compartir fotos familiares tan personales y bonitas. Gracias, también, por retomar, en este relato, parte de la simbología de la obra de su padre, como el amarillo de las mariposas y las rosas, que tanto le gustaban al Gabo. Y muchas gracias por compartir casualidades inverosímiles como el hecho de que tanto el personaje de Úrsula Iguarán en Cien años de soledad muriera un Jueves Santo y que “pájaros desorientados se estrellaban como perdigones contra las paredes y rompían las mallas metálicas de las ventanas para morirse en los dormitorios”.

Rodrigo cuenta que su padre no sólo murió en Jueves Santo, sino que:

“Más tarde esa mañana, aparece un pájaro muerto dentro de la casa… Las paredes son de vidrio, así que se presume que el ave entró volando, se desorientó, se estrelló contra el vidrio y cayó muerta en el sofá, más precisamente en el sitio donde mi padre suele sentarse…” p. 53.

Finalmente, Rodrigo García comparte también sobre la pérdida de su madre, y deja muy claro que ella nunca fue una extensión del Gabo, sino una institución en sí misma, la "Jefa Máxima" de la familia; y que poseía una personalidad que nunca se diluyó en la inmensidad del personaje legendario que fue su esposo.

Este es un libro contado con mucha valentía y candidez. Rodrigo García expresa su tristeza y, tal vez, remordimiento por no haber completado un proyecto conjunto con su papá. ¡Cuántos de nosotros no nos sentimos igual al perder un ser querido! Espero que en el futuro Rodrigo García continúe contando historias y llenando de orgullo a su padre; personalmente, creo que este libro cuenta como el proyecto que no llegó a completar con él.

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