1898: El año que llegaron los americanos
Por: Michael S. Torres | Libros787.com
De acuerdo a la Real Academia Española, una invasión es, “irrumpir por la fuerza; entrar injustificadamente en funciones ajenas.” Si la guerra entre España y los Estados Unidos fuese descrita así, se tildaría a los Estados Unidos como imperialistas maniacos y se descartarían los puertorriqueños que lucharon al lado de los americanos para expulsar el régimen español.
No fue una invitación a suprimir la soberanía de los boricuas, pero se debe apuntar que los eventos y procesos políticos que llevaron a Puerto Rico a ser territorio americano no fueron solo a mano de los “invasores”; sino que los puertorriqueños, incluyendo independentistas, asistieron durante y después de la campaña.
El movimiento independentista de la época, rupturó entre aquellos que deseaban la anexión y los que temían por el futuro político de la isla. Hasta en Capitol Hill había diferencias de en qué resultaría la guerra. Los imperialistas que interpretaron la victoria como la civilización de los jíbaros y los antiimperialistas la interpretaron como un abuso americano de un pueblo ya subyugado.
El aspecto que se debe destacar más aún, en este capítulo de la historia puertorriqueña es, la de los personajes que garantizaban batallas de desgaste y estancamiento, pero suficientes victorias. Los tiznados, así llamados porque energecían sus caras con carbón; fueron grupos de jíbaros que guiaron a los americanos a través de los bosques y montañas. Este grupo estaba constituido de terratenientes y trabajadores, que formaron parte de las tropas como auxiliares en bandos americanos y españoles. Luego de la guerra, la persecución de los españoles que se quedaron y de boricuas pro-régimen, dejó en plena vista la necesidad del orden militar americano, que rigió a consecuencia del Tratado de París.
Se vale decir que el boricua no necesariamente quería que los americanos invadieran, pero el odio hacia el gobierno español fue demasiado.
Ya cuando se establece el orden militar en la isla, la opinión popular del puertorriqueño se diversificó, especialmente por varios casos criminales de tropas americanas abusando de su estatus, de su poder. Sin embargo, esto no quebró el favorecimiento que el boricua le tenía a la nueva orden.
Tal vez los americanos debieron abandonar la isla. Sin embargo, ¿cómo podrían abandonar un pueblo que acababa de perder su gobierno? ¿Hubiese sido correcto abandonarnos, los jíbaros, al desorden?
Si deseas conocer más sobre los sucesos históricos que acontecieron luego del 1898 te recomendamos el libro:
1898: La guerra después de la guerra, por Fernando Picó
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