Una de mis lecturas recientes favoritas ha sido El italiano de Arturo Pérez-Reverte, y como siempre, me ha deslumbrado. Esta novela histórica, además de historia de “amor, mar y guerra”, como se nos advierte en el título, es una novela de homenajes.
De niño, mis padres me decían que podía ser comediante, por eso decidí ser maestro. Lamentablemente, escogí ser la comedia y no el comediante. Ironías de la vida. Soy maestro y escritor.
Es muy rara la vez (o nunca) que conversamos sobre la gran influencia de otras culturas que han inmigrado a nuestra isla y que con eso han dejado una huella en algún aspecto de nuestra sociedad.
El año era 1868, Antonio Chacón y Martín culminaba sus estudios de medicina en España. En Madrid, recibía correspondencia de la revolución que se avecinaba en su tierra, Puerto Rico. El ahora Dr. Chacón sabía que era momento de regresar a luchar por su patria; había pasado los últimos 15 años de su vida viviendo en la capital española con su tía Arminda.
La nobleza y la atención al detalle con la que la autora narra los oficios, las actitudes, las personalidades y los pesares de cada una de sus abuelas, llevan al lector a sentirse nieto o nieta. En esencia, parte de la familia.
Antonio Benítez Rojo dijo en su libro La Isla que se repite que el caribe es un “meta- archipiélago”. Con esto se refería a algo sencillo: el Caribe se extiende más allá de sus fronteras.